La dación en pago siempre será el último recurso de la banca.
Antes de ello, los bancos ofrecen varias y diversas alternativas a los clientes embargados:
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Refinanciar la deuda, esto es, aumentar el plazo de amortización y bajar los intereses para que los clientes puedan pagar una cuota más reducida el resto de vida de la hipoteca, pero durante más años.
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Periodo de carencia: unos meses, o incluso, años en los que el hipotecado está liberado de pagar cuota o solo paga los intereses, pero en cambio tiene que pagar la cuota durante más años.
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Cambiar el contrato hipotecario por uno de alquiler con una renta inferior al mercado durante un plazo mínimo, por ejemplo, de cinco años, y que esa renta pudiera ir aportando un cantidad para poder optar por la compra en su día sobre esa vivienda si en el futuro vuelve a tener el empleo o se soluciona su situación personal o patrimonial.
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Aceptar la casa como parte del pago y que el banco perdone la mitad de la deuda restante. La clave está en acordar una buena solución con el banco que se adapte a las circunstancias personales y económicas del hipotecado y en la que las dos partes queden satisfechas.