En principio, la legislación define claramente que la celebración de un contrato entre dos partes supone la aceptación de las condiciones por ambos intervinientes. Se ha llegado a ese acuerdo después de una negociación.
Sin embargo, la realidad dista mucho de lo que dice la ley porque, habitualmente, los clientes se ven obligados a aceptar determinadas cláusulas para que se les apruebe una hipoteca o se les renueve en las condiciones pactadas.
Los expertos recomiendan solicitar una copia de la escritura hipotecaria a la entidad financiera correspondiente varios días antes de ir a firmar el documento ante el notario, para analizar el contenido y modificar, si es necesario, alguna de las condiciones exigidas por el banco.