1. Las relaciones entre la ética y la moral
Los términos ética y moral suelen ser utilizados en el lenguaje cotidiano con escasa precisión, como si fuesen estrictamente equivalentes. No es así. Cada uno traduce los modos de comportamiento y costumbres de una manera particular.
2. Las relaciones entre la ética y el derecho
La ética se arraiga en el deseo de todo sujeto de una vida buena, en el sentido de una vida feliz. Una vida ética es entonces aquella regida por un fin natural, el bien. Pero aun cuando el fin último les es dado a los seres humanos por naturaleza, este fin le resulta al sujeto demasiado vago o genérico; de ahí que deba ir seleccionando, en la espontaneidad de sus actividades y a través de su libre albedrío, el bien real que, entre todas las cosas deseables, mejor le convenga a su naturaleza. Todas estas actividades tratan de dar a la exigencia natural de vida buena o felicidad una realidad, una materialidad, en la medida en que ese deseo genérico de bien o de vida buena se concreta en cada uno de estos fines propios que consideramos los más adecuados para nosotros.
3. Las relaciones entre la moral y el derecho
El discurso moral sigue siendo un discurso sobre las costumbres, sobre los modos de comportamiento, pero en un sentido muy distinto al ético. Ya no se trata tanto del discurso sobre las prácticas, actividades y fines particulares que permiten ejercer en cada acto concreto el fin natural último, sino de un discurso acerca de los deberes; la moral, más que del fin de los actos, se ocupa de la forma en la que se expresan los deberes a los que debe ajustarse el sujeto.